La Sobrecarga vuelve a la carga

martes, 19 de octubre de 2010


Imaginate la siguiente frase: "Reinan en la confusión, bajan de los sueños. Aprietan el cuello los vicios del poder. Condenado, condenado". Sumale un beat electro que te haga mover la patita y, además, un audio de radio sobre las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final. Eso era de La Sobrecarga, un seleccionado de música oscura (Los Encargados, Los Laxantes, Los Pillos, Sumo) que posdictadura marcaron una huella diferente de la algarabía dominante en grupos como Virus. Si los conocés, andá alegrándote y, si no, lo mismo, porque tendrás la oportunidad de hacerlo: decidieron volver a tocar juntos, el 9 de abril en el Teatro de la Cova.

César Dominici (guitarra y voz) y Gustavo Collado (luego, primer baterista de Divididos) nacieron, al igual que la banda, en Trenque Lauquen, provincia de Buenos Aires. Recién en el 83, en Capital Federal y con la ayuda de un joven Horacio "Gamexane" Villafañe, arrancó La Sobrecarga. "Todas estas cuestiones temporales a mí me la sudan. Lo que pasa es que nunca nos peleamos. Cada dos años, como máximo, nos juntábamos. Es verdad que ahora les prestamos más atención a los ensayos, que cambiamos de bajista [no está más Guillermo Robles; se sumó Hernán Firpo] y que Leandro Belizán está en teclados. Pero la música es como los hijos: si los abandonás, sos un hijo de puta", dice Gamexane, descreyendo por completo de la idea de revival.

Con influencias que iban (y vuelve a ir) desde el folclore hasta el post- punk más complejo, y pese a que sus dos LPs (Sentidos congelados, del 86, y Mentirse y creerse, del 87) fueron reeditados en un CD difícil de conseguir, La Sobrecarga no desapareció de la historia del rock nacional. "Después de mucho tiempo, encuentro jóvenes que conocen la banda y las canciones. No sé a qué responde, porque soy parte, pero me siento totalmente halagado de que todavía sigamos picando", asegura Dominici; y Collado interrumpe: "Quizá tenga que ver con que lo hicimos seriamente, sin ningún condicionamiento. Para llegar a eso, nos peleábamos, cuidábamos el material y defendíamos nuestras opiniones. Era importantísimo para nosotros".

La Sobrecarga teloneó a The Cure en su controvertida visita a Ferro, y en ese entonces el grupo no se tomaba en joda la idea de que su sonido evolucionara: "En su momento, cometimos un suicidio comercial. Con Sentidos congelados nos había ido bien, nos llamaban para tocar en Domingos para la juventud, vendíamos discos. En vez de seguir en esa línea, cuando tuvimos a disposición un estudio pedimos que nos dieran vuelta la cinta para grabar al revés y jugarnos por lo experimental", se enorgullece Gamexane; y Dominici suma que en su momento fueron de los pocos en meterse en todo el proceso de producción del disco (¡hasta en el corte del vinilo!). Ahora que la música ya no está condicionada al hecho de acceder a buenos estudios, La Sobrecarga modelo 2010 pretende aprovechar esa nueva inocencia para transformarla en nueva música. "Seguimos siendo un aliado para el miedo y donde nada pasa, todo puede pasar", repiten ellos, como un mantra interno.

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