Más allá de la ilusión colectiva que existe de verlo bien; esta vez, en el Luna Park, esa sensación dejó de ser un mero deseo para convertirse en una concreta realidad. Charly saltó, trotó, gritó, bailó (como mejor le sale) y lo más importante es que recuperó la voz que ostentaba en los noventa. En lo que fue un recital completamente emotivo y soberbio, García dejó bien en claro que está recuperado y está bien. ¡Salud!
Una puesta en escena que no se privó de nada: un comienzo memorable con sábanas que levitaban dejando al descubierto cada instrumento; una pantalla que proyectó edificios derrumbándose en “Demoliendo hoteles”, una romántica calesita en “Adela en el carrousel” y hasta la bandera argentina con un Sol con anteojos y bigote bicolor en la versión del Himno Nacional; una viga en la que Charly sentado se elevó mientras entonaba “No soy un extraño”; y dos bailarinas que volaron por el estadio en “Pasajera en trance”. Todo lo que entró por los ojos fue magnífico.
Pero lo más importante no fue lo visual. García –y una banda que, comandada por el Zorrito Von Quintiero, el Negro García López e Hilda Lizarazu, agiganta la majestuosidad del principal- deleitó a un Luna repleto con una lista de temas plagada de éxitos, y más sobresaliente aún fue la prolija entonación que el cantante demostró. Pocas fueron las veces en las que tuvo que buscar apoyo en Hilda. Los problemas para recordar las letras ya no existen. La ex Man Ray cumplió tranquilamente su función de corista perfecta, la que en gran parte de la jornada logró que, durante las casi dos horas y media de show, la piel de gallina no desapareciera en ningún momento. Es que la emoción sobrevoló todo el estadio cuando sonaron piezas como “Cerca de la revolución”, “Filosofía barata y zapatos de goma”, “Rezo por vos”, “Yendo de la cama al living”, “Influencia”, “Raros peinados nuevos” o “Me siento mucho mejor”.
Invitados: Fabiana Cantilo en “Inconsciente colectivo” y Juanse en la rockandrollera “Mr. Jones”. El tema nuevo dejó conformes a la gran mayoría, aunque el músico todavía no tenga definido con exactitud el nombre: “La medicina del amor” o “La medicina del doctor”. Para despegar a la audiencia de sus asientos sirvieron “Rap del exilio”, “Fanky”, “El amor espera”, “Nos siguen pegando abajo”, “No me dejan salir” y “No voy en tren”.
Nadie quiso que se terminara la noche diez del legendario cantante y, obligado por un una masa de seguidores que no quería irse, Charly salió en dos oportunidades: primero para rememorar la etapa de Serú Giran con “Seminare” (y otra espectacular performance de Lizarazu) y luego para sentarse en soledad junto a su piano y viajar al pasado de Sui Generis con “Canción para mi muerte”, tema que por presión del público la banda volvió a salir al ruedo y que García completó ya fuera del escenario cantando en off.
Atrás (muy atrás) quedó la época en la que Charly parecía dar examen en cada presentación. A esta altura, ya no tiene que rendirle cuentas a nadie y el que aun sostenga que García no está recuperado es porque no pisó el Luna Park en ninguna de estas tres presentaciones. Say No More.
Charly tuvo su noche perfecta
lunes, 5 de abril de 2010
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