Cola de pato: sobrevolando el rock barrial

viernes, 30 de julio de 2010


Si buscamos la sala de ensayo de Cola de Pato en el Google Maps, el globito se para sobre un rincón de Lomas del Mirador, en La Matanza, el oeste de Buenos Aires. Ese punto, comenta Diego Pollano, continúa siendo el núcleo creativo de la banda que lidera hace seis años y con la que pisa de nuevo Mendoza.

“La primera estuvimos en Cacano. Nos fue bárbaro, estamos muy contentos”, recordó Diego entre compras de supermercado y mientras apura los pasos que lo acercan a la sala.
Allí lo esperan Cristian Nuñez, Gustavo Signes y Guido Trenti Sultani, (sus compañeros, “un grupo de chicos de barrio de entre 24 y 29 años), para ultimar los detalles de la gira “Haciendo pie 2010″, que además de nuestra ciudad, los llevará a Rosario, San Juan, Neuquén y Mar del Plata.
Aquí, los bonaerenses estacionarán en Underground Disco para puntear los once temas de “Haciendo pie” (2008) -un disco por el que pasaron el recordado Alejandro Sokol y el Bersuit Tito Verenzuela- y algunos otros sueltos, los ”piratines que sólo están en la red”.
Pero también, las frescas criaturas de “Volando bajito”, ésas que saltarán a las calles en “septiembre u octubre próximo”. Diego linkea algunas pistas: “El disco está en tren de mezclado, tiene doce temas y dos invitados de lujo. Uno es italiano y el otro salta en una patas”.
-El primer disco también tuvo un par de invitados. ¿Es cábala?-La banda trascendió en el palo interno de las bandas de rock. Viste cómo es: se dan las relaciones humanas, se arma una amistad y el artista se brinda, sin interés, sin esperar nada a cambio. Nada es forzado. Que tipos que vivieron al filo del rock abran su humanidad y te alienten es algo que no tiene precio. Significa que relativamente estamos haciendo las cosas bien.
Para grabar el material la banda se internó diez días de mayo en Villa Mercedes, San Luis, junto a Gustavo Gauvry, ex dueño Del Cielito Récord y quien también los acompañó en su primer disco como ingeniero de grabación. “Es un tipo histórico que nos aportó desde el principio. Los mejores grabaron con él: Los Redondos, Los Piojos, Divididos. Estamos ansiosos”, reseña desde el teléfono, el vocalista.
Y luego avisa: el sobrevuelo oficial será a fin de año, en el teatro Colegiales. Antes, claro, este nuevo capítulo de su rock barrial será testeado por los seguidores mendocinos de la banda. Diego promete: “Va a haber de todo. Llevamos un invitado en armónica y electroacústica, temas nuevos e imágenes del backstage de la grabación”. Qué más pedir.
Oh, vamos a la rutaCon su gira, Cola de Pato hizo pie en distintos puntos del país. Es que esta banda, como tantas otras, crece a fuerza de toques en vivo y de la ”red de redes” que desparrama sus canciones como semillas en el fértil mundo digital.
-¿Salen seguido a tocar afuera?
-La relación con el interior del país es increíble. Nos encanta viajar, salir a la ruta y además no tenemos rollos entre nosotros. Cuando tocamos afuera, la respuesta que recibimos es admirable. El primer disco tuvo mucha repercusión a nivel interior por el rebote de Internet. En Mendoza, por ejemplo, nos encontramos con unas 400 personas cantando nuestras canciones. Ahí uno se da cuenta de la magnitud de la web.
-¿Estás de acuerdo con las descargas?-El tema me toca bastante. El CD está entrando en extinsión, es para coleccionistas. El mundo cambia y con él, los mecanismos de consumo. Lamentablemente vamos a terminar en un mp3. Los adolescentes nacen con un Ipod en la mano y hablan por Skype. No sé a donde vamos a ir parar pero sí que vamos a seguir haciendo música. Hay que adaptarse… Enviá Cola de Pato al 2020 y recibí las fotos íntimas del batero (risas).

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