Divididos - Amapola del 66

viernes, 19 de marzo de 2010


Como cualquier disco esperado durante años, lo nuevo de Divididos ha despertado expectativas que a veces suelen alcanzar dimensiones irreales. Cuando finalmente tenemos el trabajo en nuestras manos, la primera pregunta es si esas expectativas se verán satisfechas. La respuesta es sí, pero conviene aclarar algo de movida: Amapola del 66, primer disco de estudio desde Vengo del placard de otro (2002) es una obra de una riqueza y contundencia que precisa de tiempo -y repetidas audiciones- para ser digerida (el CD viene acompañado por un DVD que registra el proceso de grabación, e incluye entrevistas realizadas por Alfredo Rosso). Hay otras advertencias para este álbum, que inicialmente iba a ser doble. Es el primero para su propio sello, La Calandria (distribuido por DBN), el primero grabado en su propio estudio y el primero con el baterista Catriel Ciavarella, que ingresó al grupo en 2004. Este dato no es menor, porque en un trío, especialmente cuando dos de sus integrantes tocan juntos hace más de treinta años, lleva tiempo ajustar la incorporación de un nuevo engranaje en el delicado mecanismo. Por eso Divididos, aunque ausente de los estudios, nunca abandonó el vivo, y consigue en este álbum una gran claridad en los instrumentos, que suenan con una conexión casi telepática. Se nota que las tomas son en vivo y como así también la gran dedicación en la búsqueda de los sonidos, cálidos, analógicos, de una densidad aplastante. Sólo al tocar juntos se puede alcanzar los fluidos cambios rítmicos de canciones como "Buscando un ángel" y "Mantecoso", o la casi imperceptible transformación que sucede al final de "Amapola del 66" -el temazo elegido como primer corte-, cuando el ritmo se convierte casi mágicamente en un 6x8. Ese tipo de transiciones recuerda la entrada de la batería en "Stairway to Heaven", tan perfecta que costaba localizarla. La referencia a Led Zeppelin no es casual, como tampoco son ajenos los ecos de los Who, los Beatles, Hendrix y otros artistas surgidos en los 60 que pueden detectarse en las canciones. Hay un feel orgánico y, a la vez, el afán de experimentación que caracterizó la música de esa década. Y también hay una clara alusión al espíritu de esa época en muchas de las letras, en las que se percibe la necesidad de una manera más humana de hacer las cosas, de una conexión con la naturaleza, una búsqueda de lo trascendente que encuentra su realización en el camino por recorrer, más que en la meta final.

Ya desde el título y la hermosa foto de tapa que muestra a Mollo y Arnedo en un paisaje rural, la intención está clara, más allá de las imágenes no literales que caracterizan su manera de componer. El aire, la luz, el sol, en contraposición con la alienación y la locura de la vida en la ciudad, expuesta en "Buscando un ángel" y satirizada en "Muerto a laburar" que juega con la industria y su glorificación de los muertos (¿Luca? ¿Michael Jackson?). Tilcara, un lugar que es desde hace tiempo el refugio espiritual de Ricardo, es evocada a través de dos extraordinarios temas, "Senderos" y "Jujuy", unidos por un poema del malogrado poeta jujeño Germán "Churqui" Choquevilca. Pero el único tema claramente folclórico es una chacarera: "La flor azul", un clásico de Mario Arnedo Gallo, padre del bajista, que cuenta con la participación de Peteco Carabajal en violín.Y hablando de Diego, digamos también que canta por primera vez en Divididos, un tema acústico y enigmático, cuya letra -al igual que la de "Amapola del 66"- apela (y homenajea) al espíritu libertario del primer rock nacional. Igualmente destacables son la épica "Boyar nocturno", con uno de los mejores solos que Mollo haya registrado en disco, y "Todos", un blues desgarrador en homenaje a los alumnos del colegio Ecos, víctimas de la tragedia de Santa Fe. La aplanadora del rock mira hacia atrás para proyectarse hacia adelante. No es una mirada nostálgica, sino una afirmación del presente. "Vengo de ayer, no soy ayer", dicen en "Senderos", y profundizan la idea en "Amapola...": "No es reedición, es redención".

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